Apenas pasó un año desde que Devin Booker se ponía la gorra de Kentucky comprometiéndose a jugar para los Wildcats de John Calipari hasta que se sentaba en una mesa junto a 6 compañeros declarándose elegible para el #draft 2015.
A la diestra de su mentor 7 eran 7 los estudiantes-atletas que buscaban una oportunidad entre los profesionales: Karl-Anthony Towns, Trey Lyles, Dakari Johnson, Willie Cauley-Stein, los gemelos Aaron y Andrew Harrison y Devin Booker. Hubiesen necesitado una mesa supletoria de no haberse lesionado Alex Poythress a principios de temporada.
Kentucky se presentó en la Final Four de Indianapolis con un balance 38-0 dejando en el camino palizas sonrojantes a rivales históricos pero también victorias muy sufridas. Booker era protagonista saliendo desde el banquillo y mostrando un tiro muy certero y las capacidades atleticas suficientes para que no fuera necesario un segundo año en la universidad.
La historia tiene un final abrupto porque en aquella F4 se cruzaron con los Wisconsin Badgers . Frank Kaminsky (ahora compañero de Devin en Phoenix) Sam Dekker, Nigel Hayes y compañía les cerraron el paso a la final.
La noche de draft, en el Barclays, el programa de baloncesto masculino de la universidad de Kentucky batío records colocando a 4 jugadores entre los 13 primeros picks. Booker fué el 13º, el dominicano Carlo-Antonio (como dicen ellos) fué el 1º.
Durante los primeros años en la liga Devin Booker ha permanecido en segunda línea, debatiéndose entre los halagos que le veían como futuro All-Star y las críticas que le acusaban de ser solo un tirador poco esforzado en defensa sobre el que sería imposible cimentar un proyecto.
Ahora todas las miradas están puestas en él. Parecen superadas las comparaciones con Klay Thompson y Book se ha hecho un sitio entre la aristocracia de la liga.


 

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