En el ámbito rural, la gente de los pueblos parece tener un sexto sentido en lo que se refiere al clima. Aunque el día amanezca con un sol de justicia, échate a temblar si algún ganadero de la zona te dice que va a cambiar el tiempo. Es fácil que de repente y sin saber como, el cielo se cubra de nubes negras y termine lloviendo.
En el cuarto partido de las Finales de la NBA el guión parecía escrito: Phoenix con la iniciativa en juego y marcador mientras su estrella se empeñaba en be legendary. Por mucho que todo el Estado de Wisconsin gritara ¡¡ Bucks in six!! el cielo lucía despejado y el sol de Arizona empezaba a reflejarse en el trofeo Larry O’Brien.
Pero si juegas en los Bucks, hace falta valor para perder un partido en Milwaukee cuando Oscar Robertson y Kareem Abdul-Jabbar se sientan a pie de pista. Así que el ciervo de 7 puntas, agazapado, asestó una cornada con dos trayectorias, mortal de necesidad.
John Calipari en la grada no cabe en la camisa al presenciar la evolución de su pupilo Devin Booker. También se sorprendería cuando los árbitros le perdonan la 6ª personal a falta de tres minutos y medio.
¿Y el rollito que se trae Mikal Bridges dedicándole las canastas a su excompañero en Villanova Donte DiVincenzo?. Bridges juega bien sin balón, sabe “desmarcarse” y ocupar esa “tierra de nadie” que le convierte en una buena opción cuando algún compañero se queda sin bote o sufre un 2 contra 1. En defensa siempre atento para ayudar sobre Giannis cuando Ayton logra frenar la primera embestida.
En definitiva 3 nombres propios que provocaron la borrasca traicionera: Khris Middleton ¡como POSA el balón en el aro!, Pat Connaughton (triple decisivo) y Chris Paul que culminó un partido muy discreto perdiendo el balón del 2-2.
 

 

Comentarios