Entre los 15 jugadores más odiados en la historia de la #NCAA, seguramente se incluyen 7 u 8 de Duke. De todos ellos Christian Laettner se lleva la palma. En un fabuloso documental de ESPN titulado: “I still hate Laettner” se detallan las causas. Pero los aficionados al baloncesto no necesitamos ver el documental para saber el por qué tomamos tirria a un jugador. Vale que pertenezca a una Universidad elitista, vale que sea guapo, podemos pasar por sus codazos y sus pataditas… pero si pa’encima nos mete 20 puntos y nos gana los partidos…eso si que no!.
Al hilo de esto, también recomiendo un libro titulado: “The last great game” donde Gene Wojciechowki relata los sucesos del 28 de Marzo de 1992 en la final regional disputada entre Duke y Kentucky. Solo diré que el resultado fue 104-103 a favor de los Blue Devils. Christian Laettner pusó el epílogo al mejor partido en la historia de la NCAA moderna con un “The shot” algo menos conocido para nosotros que el de Jordan.
Como comentaba en la publicación anterior, las circunstancias hacen que cada vez sea mas difícil dar continuidad a los sentimientos en la NCAA. Y no son precisamente “haters” lo que nos falta, es una cuestión de tiempo.
Por eso flipamos tanto cuando en la celebración por el título en 2006, Corey Brewer, Al Horford y Joakin Noah anunciaron que volverían la temporada siguiente. ¡Qué momentazo! Noah era otro de esos jugadores amado por los suyos y detestado por los de enfrente. Aquellos Florida Gators de Billy Donovan lograron repetir título.
Jalen Rose, Tyler Hansbrough (Psicho T), Adam Morrison…un historia salpicada de sentimientos a flor de piel.
Grayson Allen es el último ejemplo. Su kárate aplicado al baloncesto vivió un momento culminante con la patada por la espalda al jugador de Elon. Grayson era reincidente pero la reacción tras la expulsión fue realmente embarazosa e incluso a los que lo estábamos viendo desde casa se nos encogió un poco el corazón. De repente Allen parecía más un protagonista de Hermano Mayor que un estudiante-atleta en la universidad de Duke. Perfectamente podría haber terminado con su carrera pero también ha demostrado tener mas de una vida.
En los primeros partidos de la temporada 16-17 había 3 jugadores “de paisano” en el banquillo de Duke, eran tres newcomers a los que las lesiones impedían jugar: Marques Bolden, Harry Giles y Jayson Tatum. La sombra de Tatum supuso un inicio de campaña muy tenso para Grayson Allen, no tanto porque Jayson le fuera a quitar el puesto sino porque todo indicaba que ya en su año freshman se convertiría en el referente del equipo.
Allen sobrevivió a muchas cosas pero nunca ajeno a la polémica. En su temporada senior los rivales le buscaban para que se le pelara el cable pero no llegó a protagonizar otro incidente tan obsceno como aquél que le costó una suspensión.
Sin embargo, lo sucedido con Grant Williams en Summer League o el kung-fu contra Trae Young invitan a pensar que mantiene ese grado de inmadurez. Ojalá en Memphis consigan calmarle como hicieron con Zach Randolph.
 

 

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