La
pasada madrugada comenzó la NCAA. Porque la NCAA es esto: 3 eventos
espectaculares en los cuales 3 de los programas de baloncesto más
prestigiosos del mundo se presentan en sociedad: Kentucky, North
Carolina y Duke.
Un
nexo común: el regreso de los aficionados y su comunión con
jugadores y técnicos. En ese sentido ¡cuanto nos queda por aprender a
este lado del Atlántico!.
Los jóvenes que van a representar
a la universidad son presentados: su lugar de nacimiento, su talla, su
peso. Luego bailan, saludan a la gente o muestran su agradecimiento por
el apoyo de la manera que mejor les convenga. Estos son vuestros chicos,
este seá vuestro equipo durante la temporada. Por eso luego no hay
pitos ni abucheos por muy mal que vayan las cosas. Estudiantes y
jugadores forman una simbiosis dificil de destruir: ¿Las cosas no están
saliendo bien? ¿tenemos un balance negativo? pues debo animar con más
entrega en el siguiente partido, a mi tampoco me han ido bien los
primeros exámenes del semestre, pero con el apoyo necesario voy a mejorar.
Me cruzo con algunos jugadores del equipo de baloncesto por el campus, viajan, entrenan y estudian
como yo, labrándose un futuro como yo. Luego me pinto la cara y me
pongo una peluca para ir al pabellón y desconectar un par de horas.
Intento sacarme un post-grado pero hoy voy a dar mi aliento a los
chicos,tal vez les demos caña a esos snobs de Duke o nos pasemos por la
piedra a esos vacilones de Michigan.
El Late Night de UNC, el Countdown to Craziness de Duke y el Big Blue Madness de Kentucky nos devuelven la esencia de la #NCAA, mutilada por la pandemia.
Una
última apreciación: punto para la universidad de Kentucky por dar la
relevancia que se merece a su programa de baloncesto femenino. De hecho
lo mas divertido de la noche fué ver a su entrenadora Kyra Elzy
descender a rápel desde lo alto del Rupp Arena. Luego acompañó de la
mano a su hijo y el jovencito se destapó con un baile que supongo que a
esta hora ya se habrá vuelto viral.
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