Voy a recomendar un documental precioso que Netflix incluye en una serie titulada: Cuadernos de entrenador (lecciones de vida). Los capítulos duran una media hora y están doblados al castellano.
Uno de ellos relata la historia de Dawn Staley, actual entrenadora del Team USA que una vez más ha merecido la medalla de oro olímpica en Tokio.
Nos acerca al mundo NCAA a través de los ojos y la voz de alguien que lo es todo en ese mundo.
Staley dio sus primeros pasos en el baloncesto jugando en los playgrounds del norte de Filadelfia entre maromos que le sacaban dos cuerpos y le tenían cero respeto. Como comprenderéis, si le hablas de diferencias entre baloncesto masculino y femenino…se descojona.
Una mujer negra que durante los últimos años 80 y principios de los 90, como jugadora, abre una senda de futuro desde el instituto hasta la universidad de Virginia. Y por si esto fuera poco, posteriormente se convierte en una leyenda de los banquillos en Columbia, ¡Carolina del Sur!...no me digaís que la historia no tiene bemoles.
Sin destripar el documental, diré que la parte que mas me emocionó fue la dedicada a reflexionar sobre el éxito y el fracaso.
En 1991, en el partido por el campeonato, se enfrentaban Virginia y Tennessee. En la jugada clave, Staley, rodeada de jugadoras falla dos lanzamientos cerca de canasta. Es increíble como el aro escupe el segundo tiro. Con aquel balón se escapó su oportunidad de ser campeona universitaria como jugadora, su sueño de la infancia, como el de tantas otras.
Si para los chicos, la etapa universitaria es imborrable, para las chicas aún más. Por desgracia, muchas de ellas no encontrarán salida profesional y esos serán los últimos recuerdos que tendrán relacionados con el baloncesto. Nunca olvidarán aquellas compañeras, aquel torneo y aquella jugada.
Su trabajo, perseverancia…y A'ja Wilson lograron que la vida y el baloncesto le devolvieran algo que sin duda merecía, el titulo nacional como entrenadora de South Carolina Gamecocks.

 

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