¡Ya está en marcha la Summer League! El único lugar en el que puedes ver un pick n’ roll entre Jordan Bell y Shariffe Cooper. El primero, campeón de la NBA en 2018 con los Warriors se tiene que ganar las habichuelas para ser de la partida en el proyecto de Atlanta Hawks en el que será su 4º año en la liga. Shariffe forma parte de una nueva hornada de bases, creativos, anotadores…y con todo por demostrar.
Las 30 franquicias NBA tienen representación en Las Vegas. Cada equipo jugará 5 partidos de modo que en 10 días se disputarán 75, tras los cuales, los dos mejores se verán las caras en el duelo por el campeonato (17 de Agosto).
Recordar que los cuartos son de 10 minutos y el número de faltas que se pueden cometer…bueno, digamos que eso no suele ser un problema.
Para empezar me parecía indispensable ver las evoluciones de Jalen Johnson así que me enganché al Atlanta-Boston. La incógnita con JJ quedó rápidamente despejada: está para todo.
Tácticamente el inicio de la Summer League suele ser un solteros contra casados en las fiestas del pueblo. A los jugadores les cuesta canalizar adecuadamente su ímpetu y sus ganas de agradar. Si has dao dos buenos pases ahora vas a forzar un ataque para demostrar que también puedes anotar. Y así 15 o 20 cabecitas que van por libre con la premura de una entrevista de trabajo.
En lo que se refiere a Boston, la SL es territorio de Payton Pritchard y Carsen Edwards. Juanpalomismo en estado puro que en algunas partes del mundo te mandaría de cabeza al banquillo pero aquí es aplaudido y celebrado. Ambos tienen un cañon en el brazo y se levantan desde donde cuadre, siendo sinceros su aportación fue vital para la victoria de los Celtics 85-83 (aunque la canasta decisiva fue un triple de Romeo Langford desde la esquina).
Por lo demás en los verdes, muy interesantes los apuntes de Yam Madar y quiero seguir viendo a Sam Hauser.

 

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